Hace casi 25 años, Oscar Blake publicó el libro “La Capacitación”, subtitulándolo “Un recurso dinamizador de las organizaciones” y desde esos años, su título y sus conceptos se fueron internalizando cada vez más en las empresas de nuestro país.
Con el tiempo y resultados a la vista, los empresarios se fueron animando a incorporar actividades de capacitación y desarrollo entre sus principales ingredientes para crecer como organización.
Capacitar es permitir a las personas la posibilidad de “aprender”. Es brindar herramientas para que se pueda ver la realidad desde nuevos ángulos, detectar distintos escenarios y encontrar nuevas respuestas, nuevas formas, alternativas distintas de ejecución. Lleva implícito un concepto de “actualización” y deja siempre abierta la posibilidad de la “mejora continua”.
Entendemos que esta “mejora continua” se plasma en el “entrenamiento”. Y cuando hablamos de “entrenar”, como en el deporte, nos referimos a las actividades que hacen que los entrenados sean cada vez más competentes en esas habilidades tan importantes para su buen desempeño.
Capacitación y Entrenamiento son dos condimentos fundamentales en el “desarrollo” de las personas que integran nuestras empresas.
Sabemos que los resultados no se alcanzan con el simple hecho de hacer una capacitación por acá y muy de vez en cuando otra por allá. Estos resultados son fruto de un plan. Hacer el esfuerzo del diagnóstico, de un buen análisis, requiere de planificación y en especial, de voluntad de ejecución.
De todos modos, nadie nos dijo que esto iba a ser fácil… o a Ud. sí ?
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